Aunque normalmente tendemos a ligar la cláusula abusiva con el suelo, debes saber que este tipo de cláusulas se dan en otros muchos contratos. De hecho, debes ser consciente de que existe el riesgo de sufrir abusos con todos los contratos que suscribimos a diario. Ten en cuenta que una compra semanal por internet es un contrato, al igual que una suscripción a un gimnasio, entre otros muchos ejemplos. Atento a todo lo que tienes que saber de este tipo de cláusulas.
¿Qué son las cláusulas abusivas?
Si definimos literalmente, según el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, este tipo de cláusula es «una estipulación contractual no negociada individualmente que causa un desequilibrio importante en cuanto a derechos y obligaciones derivados del contrato, en perjuicio del consumidor».
En otras palabras, podemos decir que estas cláusulas son las que se imponen en un contrato por una de las partes de mala fe, provocando un claro desequilibrio en lo que a derechos y deberes se refiere para una de las partes.
Un asunto complejo, pese a la claridad de la definición, sujeta a diferentes leyes y sobre la que se hay vertida abundante jurisprudencia. Es la libre interpretación de la propia definición la que impregna de complejidad al asunto, sobre el que la Unión Europea también se pronuncia en una directiva tajante:
- Las cláusulas abusivas no tienen efectos vinculantes sobre los consumidores.
- Las cláusulas de los contratos deben ser claras y perfectamente legibles.
- Estas condiciones no pueden ser ambiguas, dado que de lo contrario se fallaría a favor del consumidor.
- Las administraciones nacionales deben ser las encargadas del cumplimiento de las normas de protección del consumidor, entre las que se encuentran las relativas a estas cláusulas.
¿Cuáles son las cláusulas abusivas?
Aunque existen muchos tipos de cláusulas abusivas, es cierto que las relacionadas con el suelo y las hipotecas han sido las más populares por ser las más extendidas. Sin embargo, la lista es interminable. Te enumeramos algunos ejemplos de cláusulas de las que alguna vez habrás oído hablar:
- Cláusulas de intereses moratorios.
- Cláusulas de vencimiento anticipado.
- Cláusulas de IRPH.
- Cláusulas de renuncia a una serie de derechos.
- Comisiones por descubierto.
- Cláusula de opción multidivisa.
Estos son solo unos cuantos ejemplos de condiciones ya consideradas como abusivas por los tribunales, a los que se suman otros tipos de cláusulas que a día de hoy provocan esos desequilibrios entre los derechos y los deberes para una de las partes de un contrato.
¿Qué hacer para reclamar una cláusula abusiva?
Independientemente del tipo de cláusula que sea, lo primero que tienes que hacer es ponerte en contacto con la otra parte del contrato. Es decir, con quien se está beneficiando de esa condición contractual. Por norma general, esa parte suele ser un banco, una empresa o un proveedor de un servicio que has contratado.
En un alto porcentaje, este primer paso no suele dar los resultados esperados, siendo inevitable tener que recurrir a los juzgados. La via judicial suele ser el final de la gran mayoría de casos de este tipo. No obstante, ponerse en manos de expertos es siempre una buena opción para intentar que el asunto prospere o se solucione por vía extrajudicial, así como para los casos en los que esta opción no es viable.
En definitiva, todos suscribimos contratos a diario y no somos conscientes de los problemas que estos nos pueden causar. No nos paramos a pensar que hacer una simple compra online puede ocasionarnos un gran inconveniente por este tipo de cláusulas. Leer la letra pequeña siempre es una buena manera de prevenir abusos que no siempre tienen que ver con hipotecas. Si crees que necesitas asesoramiento legal, nos ponemos a tu entera disposición.