Si has llegado hasta aquí, es porque necesitas ayuda para presentar una denuncia por negligencia médica. Entendemos que el proceso no siempre es sencillo, por lo que te damos todas las claves para afrontarlo con éxito.
¿Qué se entiende por negligencia médica?
Antes de denunciar, es importante que sepas qué es una negligencia médica según la ley. Se denomina así a la mala praxis llevada a cabo por el hospital, clínica, enfermero, médico o cirujano que no sigue el protocolo correspondiente. Semejante actuación provoca daños morales o físicos en el paciente e incluso la muerte. La lex artis médica indica que la negligencia se puede producir en la exploración, el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento.
¿Por dónde debes empezar?
Cuando tengas constancia de la negligencia correspondiente, has de reunir toda la documentación que la confirme. Una segunda opinión médica suele de ser de gran ayuda. Lo malo del caso es que, si el error ha provocado lesiones o fallecimiento, no vas a contar con el apoyo del hospital o la clínica correspondiente.
Suele ser habitual que te digan que no cuentan con esa información o que los informes solo se conservan durante 15 días. La ley está de tu parte, ya que indica con toda claridad que cualquier informe médico ha de conservarse un mínimo de 5 años, el mismo plazo del que dispones para presentar la denuncia.
Un perito médico
Hablábamos antes de una segunda opinión y no nos referíamos a otro médico que pueda ejercer el corporativismo, sino a un perito que analice el caso de forma independiente y decida al respecto. Evidentemente, vas a tener que pagar por sus servicios, pero su informe será el eje sobre el que girará tanto la denuncia como el juicio si llega a producirse.
¿Vía civil o penal?
Cuando tengas todos los documentos a tu alcance, tu abogado te podrá proponer dos vías. La penal suele desestimarse porque resulta casi imposible condenar a un médico por una negligencia. En este sentido, hay muchos factores que intervienen en el proceso de atender a un paciente y todos podrían considerarse como un eximente.
La civil es bastante más fructífera y abre dos nuevos caminos: un acuerdo previo o un juicio. La primera opción intenta evitar que un proceso judicial manche el buen nombre del hospital o del médico correspondiente. Se suele ofrecer una cantidad similar a la indemnización legal que van a darte y puede ser una alternativa muy tentadora, pero no tan positiva como piensas.
Y no lo es porque, al decidir el juez sobre tu caso, se basará en las tablas de indemnización por accidentes de tráfico y también en cómo vas a afrontar el resto de tu vida con las consecuencias físicas que te puedan quedar. Es decir, el magistrado no se limitará a determinar, como intentarán decirte al negociar el acuerdo extrajudicial, una cifra fija, sino que también incluirá los pagos a realizar durante el resto de tu vida y otros aspectos que te garanticen tu bienestar.
La sentencia
En la sentencia se fijará el tipo de indemnización que debes cobrar. Puede recurrirse por la otra parte de considerarse demasiado elevada. Cuando se acepte, recuerda que los intereses que genere el dinero que cobres no tendrás que declararlos como ingreso.
En conclusión, el orden del proceso es el siguiente: recopila toda la información posible, cuenta con un perito médico y contrata a un abogado especializado en el tema. El esfuerzo merece la pena y podrás paliar las consecuencias físicas de cualquier error médico.
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