La vulnerabilidad que trae consigo la edad media del alumnado español provoca que, en situaciones en las que se quiere alzar la voz contra un error cometido en la redacción de la pregunta de un examen, se desconozca si existe un estatuto que lo proteja en caso de que dicho fallo por parte del examinador haya tenido repercusiones negativas en su nota final.
Si bien es responsabilidad de las distintas delegaciones de estudiantes existentes empoderar a estos últimos e informar de cuáles son los derechos de los alumnos, la falta de comprensión de los máximos responsables de la institución en cuestión y el largo proceso burocrático que requiere acaban por minar las pocas iniciativas que nacen como resultado de los mencionados derechos.
Por ello, es importante saber cuándo vale la pena reclamar un examen con defectos en la formulación de sus enunciados.
Derechos de los alumnos ante exámenes tipo test
En el caso de los exámenes tipo test, la Justicia ya ha especificado en qué ocasiones puede el estudiante afectado emitir un recurso de alzada a través de un abogado. Esto es viable siempre y cuando la comunicación no haya llegado a buen puerto previamente con el corrector mediante las correspondientes revisiones, que se deben hacer por ley en todas y cada una de las pruebas escritas y online que se realicen, ya sea en la Educación Secundaria, la Universidad o unas Oposiciones.
La Sentencia del 18 de marzo de 2015, recurso casación 1053/2014, y la Sentencia del 16 de febrero de 2015, recurso casación 3521/2013, afirman lo siguiente:
- Debido a que al alumno no se le está permitido acompañar una respuesta de un texto que argumente el por qué de la misma, el redactor del examen deberá desempeñar su función de tal manera que no exista ambigüedad alguna en aquello que pregunta.
- Aquel dato que pueda poner en duda la respuesta que, a priori, el Tribunal Calificador estableció como correcta tendrá como resultado final su anulación.
No obstante, si algún profesor fuera consciente de una errata antes o durante la realización de la prueba y alertara sobre ella a todos los aspirantes, cabría la posibilidad de que un juzgado no dictaminase lo expuesto en los puntos 1 y 2.
Derechos de los alumnos ante exámenes escritos
En lo que a los exámenes escritos se refiere, el estudiante sí cuenta con la oportunidad de redactar ampliamente aquello por lo que cree que se le pregunta. Asimismo, la corrección de la prueba no está ligada a una plantilla, sino que el Tribunal Calificador debe leer en profundidad la respuesta dada, ampliándose de esta manera la probabilidad de que el defecto cometido en el enunciado se identifique con anterioridad. Sin embargo, lo dictaminado en el apartado de los exámenes tipo test podría ser aplicable también al de los escritos si los correctores no dieran su brazo a torcer.
Los derechos de los alumnos han estado protegidos en diversas sentencias más allá de las que hemos nombrado en este artículo y continuarán estándolo si el hecho de aprobar una asignatura o el acceso a un puesto público, entre otros escenarios, se han visto perjudicados por un fallo en el enunciado de una pregunta cuyo redactor no termina de reconocer. La importancia radicará en el hecho de si la nota final resultante ha podido alterar la posición que un opositor, por ejemplo, acaba ocupando en las listas de aprobados. Por el contrario, no recomendamos iniciar un trámite similar para subir unas cuantas décimas a partir del aprobado en una prueba sin repercusiones notables de la Universidad.
